Una pareja que vivía con sus tres hijos en una casa del centro de Burdeos decidió construirse otra en las afueras de la ciudad, y durante años buscaron un arquitecto sin llegar a decidirse por ninguno. Cuando el padre sufrió un gravísimo accidente de tráfico a consecuencia del cual quedó tetrapléjico y condenado a permanecer en una silla de ruedas, la familia volvió a pensar en la casa como un modo de liberarse de las limitaciones físicas que la antigua vivienda imponía al cabeza de familia, y eligieron a Rem Koolhaas para proyectarla.

Situada sobre una colina al este de la ciudad, la casa surge de la yuxtaposición en vertical de dos volúmenes: una casa patio semienterrada, y una caja rectangular y oscura de hormigón que parece flotar sobre aquélla. Desde el espacio comprimido que queda entre ambos volúmenes, cerrado sólo por unos planos correderos de vidrio, se contempla sin obstrucciones la silueta de Burdeos. Una plataforma elevadora recorre las dos piezas superpuestas. Es, en realidad, una pequeña oficina equipada para el marido, que forma parte de la cocina cuando reposa en la planta inferior; que completa el suelo de aluminio del estar en la planta intermedia; y que es un lugar privado de trabajo en la planta de arriba. En su recorrido la acompaña una estantería que se transforma de biblioteca en bodega, y que contiene todo lo que el padre puede necesitar. Koolhaas ha sustituido aquí su concepto de suelo como soporte programático que se deforma por un dispositivo que modifica funcional, lumínica y perceptivamente el espacio según su posición: el corazón de un rascacielos insertado en una casa. La promenade continua a través de planos interconectados se torna un suelo móvil, transversal y mecánico.

La caja de hormigón se mantiene en un equilibrio aparentemente precario, apoyada en un pórtico de acero contenido en el plano de la estantería y suspendida de una viga que descansa a su vez en el cilindro descentrado que contiene una de las escaleras. Esos desplazamientos ponen en evidencia el comportamiento torsionado y casi malabarístico de la estructura. Una constelación de pequeñas troneras circulares, situadas y orientadas según los puntos de vista preferentes, perfora esta pieza de dormitorios, que aparece como un estuche surrealista sobre el espacio diáfano de la planta intermedia.

Esta nueva realización doméstica de Koolhaas es una desmesurada y protéica acumulación de elementos heterogéneos, a través de la cual el arquitecto holandés ha creado un universo complejo, denso y cerrado, desde el que poder permanecer en contacto con el mundo sin traspasar sus límites...[+]